Nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899. Hizo sus primeras lecturas en la biblioteca de su padre que contaba con numerosos libros en inglés, entre ellos leyó Las mil y una noches, obras de Kipling, Mark Twain, Dickens, Stevenson y otros.
En 1914 la familia viaja a Europa y allí, al comienzo de la Primer Guerra Mundial se instalan en Suiza. Jorge Luis Borges cursa su bachillerato en francés, idioma en que leerá a Hugo, Maupassant, Verlaine, Zola y otros autores franceses. En 1919 llega a España y en Sevilla toma contacto con la corriente literaria ultraísta en las tertulias del escritor Rafael Cansinos-Asséns, a quien recordará toda su vida.
A su regreso a Buenos Aires, participa en la fundación de las revistas “Prisma” y “Proa”. En 1923 aparece su primer libro de poemas Fervor de Buenos Aires al que seguirán en 1925 Luna de enfrente también de poesía y los ensayos de Inquisiciones. Seguirán otro tomo de poesía Cuaderno San Martín y seis de ensayos hasta 1936: El tamaño de mi esperanza, El idioma de los argentinos, Evaristo Carriego, Discusión e Historia de la eternidad. Entre ellos, en 1935, publica los relatos de Historia universal de la infamia. También en la década del 30 prepara con Pedro Henríquez Ureña una antología de la literatura argentina, colabora con diversas publicaciones y traduce entre otros a Franz Kafka, Virginia Woolf y William Faulkner.
Con Adolfo Bioy Casares publica en 1942 Seis problemas para don Isidro Parodi bajo el seudónimo de H. Bustos Domecq, que ambos volverán a utilizar en otros trabajos en colaboración. Hacia 1944 una de sus grandes obras, Ficciones, que incluía los cuentos de El jardín de los senderos que se bifurcan obtiene el Premio de Honor de la S.A.D.E. En 1949 aparece El Aleph otra destacada obra de su cuentística. Al año siguiente se lo nombra presidente de la S.A.D.E. y en 1955 director de la Biblioteca Nacional. Un año antes se había publicado una selección de sus poesías titulada Poemas 1923/1953. En 1956 recibe el Premio Nacional de Literatura.
En 1960 se edita El Hacedor, poesía y textos varios de contenido heterogéneo y muy personal. Al año siguiente comparte con Samuel Beckett el Premio Internacional de Literatura que afianza su reconocimiento internacional. En 1965 se publica Para las seis cuerdas, milongas a las que puso música Astor Piazzola. En 1968 aparece su Nueva antología personal, en 1969 Elogio de la sombra y le siguen El informe de Brodie, cuentos, El oro de los tigres, poesía, El libro de arena, cuentos, y La moneda de hierro .
El Premio Cervantes, por el conjunto de su obra, lo recibe en España en 1979. Publica después Siete noches, La cifra, Nueve ensayos dantescos y Atlas. Su último libro, Los conjurados apareció en 1985.
La bibliografía precedente no cubre toda su extensa obra. Aparte de sus creaciones personales, existen numerosas colaboraciones, en particular con Bioy Casares, así como estudios literarios realizados con María Esther Vázquez, Margarita Guerrero, Betina Edelberg y otros escritores. Testimonian su trascendencia internacional el que sus obras se hayan traducido a más de veinticinco idiomas, así como los títulos honoris causa otorgados por diversas universidades en varios países extranjeros.
Jorge Luis Borges falleció en Ginebra, Suiza, el 14 de junio de 1986.
Actualmente todavía hay entre nosotros quienes lo reverencian a la distancia y quienes lo evitan convencidos de que les será incomprensible. Pocos en verdad disfrutan sus maravillosos escritos de los que dijera Osvaldo Soriano: “Porque ese creador de sofismas, que pensaba como el último de los antiguos, nos ha dejado la escritura más moderna y perfecta que se conoce en castellano.”
Como autor trascendental ha generado controversias; la mayoría en su caso se limitan a sus opiniones extra literarias y que él mismo consideraba superficiales. Tiene, en cambio, valores innegables, como el natural estoicismo con que acepta su ceguera cuando manifiesta que, pese a ella, sentía como una felicidad la presencia de los libros y que reafirma al escribir: “Nadie rebaje a lágrima o reproche / esta declaración de la maestría / de Dios que con magnífica ironía / me dio a la vez los libros y la noche.” En cambio, esta ausencia física de la visión lo condujo a detenerse en ese espacio interior donde podía seguir leyendo incontables páginas y amplió aún más su asombrosa memoria, a la que siempre vinculó a la lectura como dos factores inseparables
Toda su labor es trascendente. No sólo la poesía, el cuento o el estudio erudito sobre obras que han sido sus referentes literarios o intelectuales, también ha dejado prólogos e introducciones a numerosas publicaciones donde constan sus peculiares y originales conceptos acerca de los trabajos que estudia o prologa y que nos inspiran una comprensión más íntima y profunda de los mismos.
Como muchos argentinos valiosos murió lejos de la patria. El volvió a Ginebra quizás porque la cercanía de la muerte suele traer consigo la añoranza de la juventud remota.
José Luis Toledo